WEHRMACHT
La minuciosa organización que caracterizó al ejército alemán, fue uno de los principales factores que contribuyeron a forjar sus victorias en los años iniciales de la guerra, y a prolongar su resistencia en el momento de la derrota. Se detallan, a continuación, algunos datos de interés sobre la organización de la Wehrmacht.
Heridos.
Al abandonar los hospitales militares, los soldados heridos eran clasificados de la siguiente forma.-
- Aptos para la lucha (se los destinaba a los batallones de reemplazo de las unidades del frente).
- Aptos como combatientes luego de cumplir un período determinado de convalescencia.
- Aptos para el servicio en unidades de retaguardia.
- Licenciados temporariamente en sus hogares.
- No aptos para el servicio militar.
Cada soldado llevaba ceñida con un cordel al cuello, una placa de identificación, dividida en dos mitades, en la cuaf estaban consignados los siguientes datos: nombre y apellido, número de enrolamiento y grupo sanguíneo. Al morir el soldado, una mitad de la placa quedaba en el cadáver y se retiraba la otra mitad para confeccionar las planillas de bajas.
La experiencia de la lucha, permitió establecer que, proporcionalmente, las bajas de oficiales y suboficiales eran mucho más elevadas que las de soldados (4, 2 y 1, respectivamente). Por lo tanto, todas las grandes unidades de la Wehrmacht (ejércitos, grupos de ejército) organizaron una «Reserva de oficiales superiores y jefes», integrada generalmente por oficiales heridos que regresaban del frente, y no podían ya reincorporarse a sus antiguas unidades por haber sido designados reemplazantes. Estos oficiales permanecían en la reserva y substituían, llegado el momento, a los comandantes que perecían en la lucha o resultaban gravemente heridos.
Uniformes.
Los francotiradores y guerrilleros soviéticos se especializaban en hacer fuego sobre ios oficiales y suboficiales alemanes, identificándolos por sus uniformes y botas de jinete. Para dificultar su acción, los oficiales, suboficiales y soldados de la Wehrmacht utilizaron en combate el mismo uniforme camuflado, y el mismo tipo de botas, cascos y correajes. Los jefes, además, ocultaban dentro de sus chaquetas sus anteojos larga vistas.
De esta forma se confundían con la masa de los soldados.
Alimentación.
En situaciones de normal abastecimiento, la alimentación del soldado alemán era la siguiente: Al amanecer tomaba un desayuno de té o café acompañado por un sandwich de pan de centeno, manteca y fiambre. Al metticdía se consumía una comida caliente, generalmente el «Eintopf» (olla común). Consistía en un guiso de carne, papas, verduras y a veces avena arrollada, que se cocía en una marmita o en la cocina rodante. Era llevada hasta las posiciones del frente en recipientes de 30 litros (para 20 hombres), y allí se la recalentaba. Al anochecer se comía pan, manteca, queso o salchicha y, a veces, los restos del «Eintopf*. La ración diaria del soldado incluía 6 cigarrillos.
El ejército alemán utilizaba un solo tipo de ración alimenticia para jefes, oficiales y soldados. Los jefes, sin embargo, recibían una mayor cantidad que variaba entre 3 y 20 raciones, según su jerarquía, para atender a los visitantes de sus comandos.
Condecoraciones.
En el transcurso de la segunda Guerra Mundial, la Wehrmacht concedió las siguientes condecoraciones:
1) Cruz de hierro de primera y segunda clase;
2) Cruz alemana de oro, se otorgó a cerca de 3.000 oficiales y soldados;
3) Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, concedida a un número que oscila entre los 1.500 y 3.000 hombres;
4) Hojas de roble para la Cruz de Caballero, 250 a 300 condecoraciones;
5) Hojas de roble con espadas, entre 80 y 100;
6) Hojas de roble con espadas y diamantes, unos 30.
Castigos
Por transgresiones menores a la disciplina, los soldados recibían penalidades leves en el seno de sus unidades. Por faltas graves como la cobardía en acción de guerra, desobediencia, pillaje, etc., los infractores, al principio de la guerra, eran fusilados o castigados con varios años de trabajos forzados. Posteriormente, la falta de soldados hizo que los reos fuesen incorporados durante un período que oscilaba entre los seis meses y dos años, a los denominados «Batallones de Castigo». Estas unidades estaban comandadas por jefes y oficiales extremadamente enérgicos, que imponían un régimen de severísima disciplina. Todas las misiones de peligro, difíciles o repugnantes eran cumplidas en primer lugar por los «Batallones de Castigo». Así, era frecuente que dichas unidades sufriesen en combate hasta más de 50% de pérdidas en su personal.
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