RECORDANDO LA MATANZA DE HUITZILAC
El pasado 3 de octubre se cumplió un aniversario más en la cuenta de una de las matanzas que como sucede en la actualidad, quedaron sin resolver. (Ver Colosio, Digna Ochoa, etc.) Fue un 3 de octubre de 1927 en el poblado de Huitzilac, Mor., los muertos: el General Francisco Serrano, generales Vidal, Peralta y demás acompañantes.
La historia me fue referida por un testigo presencial, ahora ya difunto, el Teniente Coronel de Aviación Francisco Bulnes Rivadeneyra y quien en esa época era subteniente del 12 batallón que se encontraba en Cuernavaca el 2 de octubre de ese año y fue uno de los militares encargados de escoltar a los prisioneros al siguiente día, para traerlos a la ciudad de México.
En sus palabras me dijo que: “Nosotros no tuvimos ninguna orden especial, simplemente mantenerlos vigilados. En la diana del día 3 me tocó recibir la guardia en prevención, del cuartel general de la zona militar en donde se encontraban los generales Serrano, Vidal, Peralta y otros. Dichos prisioneros mantenían sus armas, lo cual indica que no se consideraban ni de peligro o riesgo. No tenían centinelas lo que demuestra que no eran reos peligrosos, ya que de serlo los habrían tenido desarmados, separados y bajo vigilancia extrema. Inclusive se les dieron catres para dormir, mismos que fueron proporcionados por un amigo del general Serrano, dueño de un hotel. Incluso los detenidos me fueron entregados sin una lista, como era de rigor.”
“En la tarde nos ordenaron subir a los automóviles para acompañar a los prisioneros a México. Ibamos 14 oficiales bajo el mando del entonces capitán primero Baltasar García Alcántara y entre ellos también se encontraba el teniente Fernando Pámanes Escobedo (quien más tarde llegó a general y a Gobernador del estado de Zacatecas). Un poco antes de llegar a Huitzilac, nos encontramos con un regimiento de artillería con 300 soldados armados de rifles Thompson bajo las órdenes del general Claudio Fox. Al ver al general Fox, el general Serrano sacó su pistola y se la entregó al capitán García Alcántara, diciéndole que…la guardara porque ya no la iba a necesitar… Entregamos a los prisioneros y regresamos a Cuernavaca en la confianza que a ellos los llevarían a México. Al día siguiente nos enteramos de la suerte que habían corrido y no entendimos nada.”
El general Fox en abuso de sus funciones ordenó que se les ataran las manos y al no tener cordeles, lo hicieron con alambre de púas que arrancaron de las cercas. Todos los cadáveres tenían las marcas en las muñecas.
Las autopsias nunca fueron dadas a conocer, pero sus ropas fueron entregadas a sus familiares y estas mostraban no solo las gradaciones causadas por las balas, sino incluso estaban las cortadas causadas por las bayonetas. Al general Serrano se le tomó una mascarilla en la cual destaca la fractura en la mandíbula.
Posteriormente se alegaron que había sido un Juicio sumario y hasta llegó a hablarse de un Consejo de Guerra lo cual fue totalmente falso. El país estaba en paz, solo que el grupo del general Serrano había creído en los principios base de la Revolución: la No Reelección.
Su delito: Haber sido candidato a la presidencia de la República en contra del general Álvaro Obregón, y haber ganado las elecciones. Se le acusó de haber promovido un levantamiento.
En una investigación realizada por la ya fallecida periodista Helia D’Acosta y publicada en un libro de su autoría en 1976, concluyó que el general Plutarco Elías Calles, presionado por un supuesto movimiento subversivo auspiciado por el general Francisco Serrano, lo mandó detener. Álvaro Obregón, valiéndose del entonces gobernador de Morelos, Ambrosio Puente, de José Alvarez jefe del Estado Mayor Presidencial y del fundador del ejército, general Joaquín Amaro en ese entonces Secretario de Guerra y Marina, llevaron a efecto la matanza.
El general Amaro designó a Claudio Fox que en esa época desempeñaba el cargo de Jefe de Operaciones en el estado de Guerrero, donde cometió diversos actos criminales a decir del Lic. Emilio Portes Gil quien lo dio de baja durante su mandato.
Olvera, Juana Eugenia, 2004, «Recordando la matanza de Huitzilac»
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