La Televisión y los científicos rusos
En 1911 el profesor de la Universidad Tecnológica de San Petersburgo, Borís Rózing, por primera vez en la historia mostró en la pantalla de cristal del tubo de rayos catódicos una imagen televisiva.
Borís Rózing, físico ruso nacido en 1869 en San Petersburgo, fundador de la televisión electrónica, dedicado toda su vida a la creación de sistemas de transmisión de imágenes a distancia, escribió en los años 20 del siglo XX: “Sin duda, llegará por fin el día en que la telescopía eléctrica se difundirá por todos lados y se hará un aparato tan necesario como actualmente lo es el teléfono. Así, millones de aparatos, como ‘ojos eléctricos’, van a servir en todos los aspectos de la vida pública y privada, la ciencia, la técnica y la industria”.
“Se nos abrirán los secretos y las riquezas de la mayor parte de la superficie de nuestro planeta, que todavía está cubierta por el agua… Será posible penetrar de esa manera en desfiladeros de montañas y volcanes apagados, y echar un vistazo por dentro de la capa sólida de la Tierra».
«Un médico podrá utilizar ese ‘ojo eléctrico’ para investigar las vísceras de un paciente que se encuentre a distancia. Un ingeniero podrá supervisar todo que se está haciendo en sus talleres… sin salir del despacho”. Y sus predicciones se cumplieron.
Cabe señalar que la palabra “televisión” por primera vez fue pronunciada en 1900, en el informe del físico ruso Konstantín Perski El actual estado del problema de la electrovisión a distancia (televisonamiento) en el IV Congreso Electrotécnico Internacional celebrado en París, Francia.
Las investigaciones de Rózing estaban basadas en varios descubrimientos anteriores. En particular, en 1880 el científico ruso Porfiri Bajmétiev, conocido como físico y biólogo, ofreció una idea para un sistema televisivo, teóricamente posible, al que llamó “telefotógrafo”. Su mérito fue que, aunque no construyó un aparato, planteó el primero de los principios fundamentales de la televisión: la descomposición de una imagen en elementos separados para la transmisión consecutiva a distancia (de forma independiente una idea similar la formuló el portugués Adriano de Paiva). Uno de los más importantes inventos para el trabajo de Rózing fue el fotoelemento, creado por el profesor de la Universidad de Moscú Alexandr Stolétov. En 1888-1889 este avance hizo posible la conversión de la energía de la luz en la energía eléctrica.
En 1907 Borís Rózing propuso y patentó tanto en Rusia como en el extranjero, la idea que sin cambios significativos ha llegado hasta los televisores modernos. Fue el primero en utilizar la electrónica para transmitir una imagen a distancia. Llamó al proceso “telescopía eléctrica”.
El físico inició el trabajo sobre el “telescopio eléctrico” en 1897. El científico trabajaba sobre su proyecto en sus escasas horas libres, pues por su ocupación principal tenía que dar conferencias y dirigir cursos prácticos en tres centros docentes superiores de San Petersburgo y además participar en eventos académicos como miembro de varias sociedades científicas. Le ayudaba su amplio conocimiento científico y el interés por los últimos alcances de la electrotécnica (publicó durante muchos años reseñas de publicaciones extranjeras en la revista Electricidad).
Para aquel entonces ya se había presentado en varios países el componente electrónico denominado fotorresistencia de selenio y diversos proyectos de sistemas televisivos basados en más o menos complicados aparatos mecánicos para la exploración de la imagen, pero las ideas nunca se habían llevado a la práctica.
El inventor dedicó varios años a realizar experimentos con los sistemas mecánicos de transmisión de imágenes y llegó a la conclusión de que un sistema televisivo práctico debe basarse en “el cambio de los mecanismos materiales inertes por los dispositivos no inertes” (o electrónicos).
Para emplear esta idea, Rózing estudió los principios del funcionamiento del oscilógrafo con el tubo de rayos catódicos. Rózing utilizó el tubo de rayos catódicos, creado por el británico William Crookes y desarrollado por el científico alemán Ferdinand Braun. Aunque se transformó con el tiempo, este dispositivo todavía es la base para la técnica televisiva de monitores de ordenador, televisores y osciloscopios, aunque en la actualidad se están sustituyendo por tecnologías como plasma, LCD o LED. La pantalla de los televisores no es nada más que el extremo ensanchado de este tubo.
Al observar cómo el rayo electrónico “dibuja” complicadas figuras lucientes en su pantalla, el inventor pensó que el tubo podía ser empleado para la reproducción de las imágenes en un sistema de televisión. Posteriormente Rózing escribió: “el haz catódico es aquella ‘pluma’ ideal no inerte que por la misma naturaleza está destinada para ser empleada en el receptor del telescopio eléctrico”.
Rózing perfeccionó el tubo catódico, encontrando un método de modulación de la intensidad del haz de electrones del tubo, es decir, del cambio de la cantidad de electrones en pantalla de acuerdo con el cambio del brillo de los elementos de la imagen transmitida. Así el tubo del oscilógrafo se convirtió en el tubo del televisor.
En cuanto al transmisor, Rózing buscó un método de conversión no inerte de la imagen en señales eléctricas. En vez de la fotorresistencia de selenio, que tenía una gran inercia, propuso un fotoelemento alcalino con fotoefecto externo.
Su prioridad en la elaboración de un nuevo sistema televisivo se fijó en las patentes solicitadas en 1907 y obtenidas en 1908-1910 en Rusia, Alemania y Reino Unido. Así, a diferencia de otros inventores en este campo, Rózing logró no solamente inventar, sino también hacer su idea realidad.
El 9 de mayo de 1911 Boris Rózig realizó lo que posteriormente se consideraría la primera transmisión televisiva, pues ninguno de los predecesores del inventor ruso había logrado demostrar cómo funcionaban sus ideas y transmitir aunque fuera la imagen más simple. Rózig transmitió una imagen de una reja compuesta de cuatro líneas, colocada frente al objetivo del transmisor. Este fue el primer paso en el camino del uso práctico de la televisión electrónica.
Teniendo en cuenta el nivel de desarrollo de los dispositivos electrónicos de principios del siglo XX, se puede afirmar que la recepción en la pantalla del tubo catódico de imágenes simples estáticas fue un gran alcance científico y tecnológico.
La Sociedad Rusa de la Técnica destacó la contribución de Borís Rózing en el desarrollo de la telescopía eléctrica, galardonándolo en 1912 con la medalla de oro y con el premio de Karl Siemens, el emérito miembro de la sociedad. En los años posteriores Rózing continuó desarrollando su invento.
La época de la televisión electrónica llegó dos décadas más tarde, y la hicieron realidad otros ingenieros, entre ellos muchos discípulos de Borís Rózing. El mismo inventor durante varios años no pudo continuar sus investigaciones. Tras la Revolución de Octubre y la guerra civil en Rusia, en 1924 le ofrecieron el puesto de jefe colaborador científico en el Laboratorio Experimental Electrotécnico de Leningrado, donde realizó varios experimentos de grabación de sonido y desarrolló dispositivos de apoyo a invidentes. Rózing murió en 1933 en el norte de Rusia en el exilio.
Sus alumnos continuaron sus investigaciones. Su más famoso discípulo, Vladímir Zvorykin, hizo sus más reconocidos inventos en la emigración, en EE. UU. Al crear en 1931 el kinescopio (el tubo receptor), y luego en 1933 el iconoscopio (transmisor), que aumentó la cantidad de los elementos en la pantalla en cientos de veces, hizo posible el desarrollo de la televisión en EE. UU.
Pero ya el 26 de julio de 1928 en Tashkent, Uzbekistán, URSS, el físico Borís Grabovski por primera vez en la historia logró transmitir sin cables una imagen en movimiento con la ayuda de un sistema de televisión electrónica. Llamó a su invento “telefot”.
Semión Katáyev, ingeniero soviético, es otra persona que contribuyó considerablemente al desarrollo de la televisión. En 1929 patentó “el dispositivo para telescopía eléctrica en colores naturales” (los colores se reproducían en serie con un tubo catódico y formaban una imagen multicolor en la pantalla). Solicitó la patente para el iconoscopio 1,5 meses antes de que lo hiciera Zvorykin en EE. UU.
También Katáyev, que se considera uno de los “padres” de la televisión nacional, además de perfeccionar el iconoscopio, ofreció por primera vez el estándar de la transmisión de 625 líneas. Entre sus ideas más brillantes destaca la expresada en 1957 sobre el uso de satélites artificiales para la transmisión a grandes distancias.
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