La Gioconda del Prado se pintó junto a la original
El retrato del Museo del Prado fue pintado por un discípulo de Leonardo da Vinci mientras éste realizaba su famosa obra
En las colecciones del Museo del Prado se conservaba, desde su fundación en 1819, una copia de la Gioconda, el famoso retrato pintado por Leonardo da Vinci hacia 1503. Hasta hoy, la obra constaba en el catálogo del Museo como «obra de autor desconocido», y era considerada una copia más, no muy afortunada, de la famosa obra de Leonardo. Pero su restauración ha desencadenado un verdadero terremoto en el tranquilo mundo de la historia del arte. Según explica Ana González Mozo, miembro del gabinete técnico de la pinacoteca, el trabajo de los especialistas ha permitido descubrir que el lienzo fue pintado en el taller de Leonardo mientras el maestro realizaba el original; así lo demuestra el hecho de que la copia del Prado fuera objeto de los mismos arrepentimientos o retoques que se detectan en la obra firmada por Leonardo. Muy posiblemente, su autor sea uno de los discípulos favoritos del artista florentino: Andrea Salai o Francesco Melzi. De esta manera, la obra se ha convertido en la copia más antigua conocida de la Gioconda.
La pintura del Museo del Prado proviene de las colecciones reales españolas, pero se desconocen la fecha exacta de su ingreso en la pinacoteca y las circunstancias de su adquisición; tal vez se trate de una obra que aparecía citada en 1666 como un retrato femenino realizado por Leonardo. El Museo español decidió restaurar la pieza de cara a su exhibición en el Museo del Louvre de París, durante una exposición que tuvo lugar entre el 29 de marzo y el 25 de junio del año 2014. En la muestra, la obra del Prado se presentará junto con el retrato original de Leonardo, que se conserva en el museo parisino.
Una comparación fructífera
Ahora vemos la obra del Prado bajo una luz muy distinta, que nos revela multitud de detalles. La Gioconda del Prado, por ejemplo, mostraba un fondo opaco detrás de la mujer retratada, pero la restauración ha permitido recuperar el hermoso paisaje toscano que yacía bajo aquella pátina oscura. Este y otros elementos, como los ejes de la silla en que está sentada la enigmática dama o los adornos de la tela que cubren su pe -cho y sus hombros, proporcionarán a los especialistas un mayor conocimiento sobre la pintura original.
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