¿Cómo se despertaban los ingleses antes de que tuvieran reloj?
Un método original pero eficaz para no llegar tarde al trabajo
Imagen de un golpeador o Knocker-up ejerciendo su trabajo |
¿Qué haríamos ahora sin ningún aparato que nos permitiera medir el tiempo? Seguro que la vida sería un caos, pero gracias a los avances tecnológicos contamos con un sinfín de dispositivos que nos hacen la vida más fácil como son: los relojes, smartphones, pulseras de actividad, etc. Éstos nos ayudan a contabilizar los minutos que nos quedan antes de llegar al trabajo e incluso nos comunican mediante alarmas, vibraciones, etc. que la hora se acerca.
Pero, ¿qué hacían los ingleses e irlandeses cuando querían llegar a tiempo al trabajo? A raíz de la Revolución Industrial apareció la figura del golpeador o ‘knocker-up’. Su trabajo consistía en despertar a la gente que solicitaba sus servicios a cambio de una paga semanal. Los golpeadores se encargaban de despertar a sus clientes golpeando en la ventana de sus dormitorios con un palo o una vara larga ya que la gente todavía no se fiaba de los relojes que se comercializaban por aquellos entonces ni tampoco eran demasiado asequibles.
Los golpeadores tenían un ciclo de sueño diferente al del resto de las personas, ellos vivían de noche y dormían de día para asegurar que los trabajadores llegaran a tiempo a sus puestos de trabajo.
Los golpeadores no sólo golpeaban las ventanas de sus clientes con un palo para despertarlos si no que esperaban en la puerta de sus viviendas hasta que éstos estuvieran completamente despiertos para asegurarse de que no se volvieran a quedar dormidos.
La herramienta más usada por los golpeadores era el palo o la vara larga pero también, había otros, que se decantaron por el uso del tirachinas o de una cerbatana cargada con guisantes.
Esta curiosa profesión fue extendiéndose por todo el país pero sobre todo en las ciudades industriales donde vivía la gente con menos recursos y con turnos complicados.
Finalmente, el papel de los golpeadores desapareció en los años 20, cuando los relojes se hicieron más precisos y económicos. No obstante, esta tradición perduró en otras zonas de la ciudad londinense donde los trabajadores seguían con turnos irregulares y complejos.
¿Te imaginas que no existiera un aparato que midiera el tiempo?, ¿Cómo lo harías?
Autora| Rosa Mª Huertas Franco
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