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APRENDIZAJES RENUNCIABLES (SEGÚN LA SEP) | Historias de la Historia

APRENDIZAJES RENUNCIABLES (SEGÚN LA SEP)

por Halina Gutiérrez Mariscal *

Antes del cierre de este ciclo escolar, los docentes de secundaria recibimos de la SEP un documento que precisaba los llamados “Aprendizajes esperados” actualizados (también conocidos como aprendizajes irrenunciables) para cada una de las asignaturas que se imparten en los distintos grados de educación secundaria. Según la SEP, esos aprendizajes esperados, en la asignatura de Historia de México, son los conocimientos básicos que se espera que los alumnos construyan en términos de conceptos, habilidades y actitudes. Son un referente para el diseño de estrategias didácticas, la intervención docente y la evaluación, ya que precisan lo que se espera que logren.

El objetivo de hacernos llegar ese material actualizado era que usáramos esa información para elaborar las planeaciones del próximo ciclo escolar. Al trabajar en esas planeaciones con mi coordinadora de área algo llamó mi atención inmediatamente: había una omisión en los aprendizajes esperados —aprendizajes que, como me explicó mi coordinadora, aparecerían en las evaluaciones a las que se enfrentan los estudiantes en su vida escolar posteriormente (para ingreso a la educación media superior, por ejemplo).

Si he comprendido bien, aquello que no se halla en los aprendizajes irrenunciables puede ser omitido del curso, lo cual implica relegar unos aprendizajes y privilegiar otros. Para que el lector comprenda la magnitud de mi alarma ante ese documento enviado por la SEP preciso explicar que el programa anual de Historia de México se imparte en el último año de secundaria y se divide en cinco bloques. El Bloque 1 abarca al México prehispánico y llega hasta el siglo XVII; el bloque II abarca el periodo que va del siglo XVIII a principios del siglo XIX (la independencia de México); el bloque III incluye el inicio de la vida independiente de México en el siglo XIX y concluye con el Porfiriato; el bloque IV abarca desde el estallido de la revolución mexicana hasta los años sesenta del siglo XX y el bloque V abarca las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del siglo XXI.

Aunque mi formación profesional no es cercana a la pedagogía, tengo cuatro años impartiendo el curso de historia en los niveles de secundaria y preparatoria de un colegio privado de la ciudad de México. La experiencia y los aprendizajes que me he procurado para mejorar mi práctica docente me han formado una idea que considero más o menos clara sobre la importancia de que los estudiantes adquieran un conocimiento tan general y a la vez tan preciso como sea posible, de los hechos, procesos y personas que nos precedieron. Estoy convencida de que conocer su pasado es imprescindible para que se sitúen como parte de una realidad actual cambiante y a veces poco comprensible si no se tienen las luces del conocimiento histórico. Considero además que conocer el pasado forma el criterio de quienes serán pronto ciudadanos que, espero, participen activamente en las decisiones que definen el rumbo de mi país.

En mi práctica docente he enfatizado a lo largo de mis cursos aquellos aspectos que me parecen de primordial importancia en la formación cívica, intelectual y política de mis alumnos. De ahí mi alarma al ver los aprendizajes esperados que para este ciclo escolar está sugiriendo la SEP.

¿Aprendizajes renunciables? (Imagen: John Tramp).

¿Aprendizajes renunciables? (Imagen: John Tramp).

Lo primero que se puede resaltar, por su omisión en cuatro de los cinco bloques, es lo relacionado con el arte y la cultura de cada periodo estudiado. Con excepción del Bloque I, se sugiere como aprendizajes renunciables al barroco y el neoclásico, las influencias intelectuales exteriores como la Ilustración y el liberalismo. Expresiones artísticas como el paisajismo mexicano, el muralismo, la caricatura política del Porfiriato, así como la influencia de la aparición de academias de arte e instituciones educativas como la universidad nacional, quedan fuera.

Para el periodo abarcado por el Bloque I, la SEP sugiere renunciar a:

  • Los cambios que produjo en Nueva España por la introducción de nuevas actividades económicas.
  • El comercio internacional de plata que España manejó gracias a la explotación de las minas de Nueva España y el Perú.
  • Las instituciones políticas, económicas y sociales que favorecieron la consolidación del régimen colonial.[1]

Para el Bloque II, se sugiere renunciar a:

  • La desigualdad social entre los distintos grupos de la Nueva España.
  • El proceso de independencia y la influencia del liberalismo (que incluye el pensamiento social de los insurgentes, la constitución de Cádiz y la consumación de la independencia).
  • Las rebeliones indígenas y campesinas durante el Porfiriato.

Para el Bloque III se sugiere renunciar a:

  • Las dificultades de México para constituirse como nación independiente (que incluye la crisis económica después de la guerra de independencia; la desigualdad social y la distribución de la población, y la constitución de 1824).
  • Los cambios en las formas de gobierno del siglo XIX (que incluye el pensamiento de los liberales y conservadores del siglo XIX; la constitución de 1857; la guerra, las leyes de reforma y su impacto en la secularización de la sociedad; la intervención francesa y el segundo imperio).
  • Las características de la cultura, el arte y la educación durante el siglo XIX (que incluye la politización a través de la prensa y la folletería antes del estallido de la revolución mexicana).
  • Las transformaciones de la cultura y la vida cotidiana (que incluyen la caricatura política de crítica y oposición durante el porfiriato).

Para el Bloque IV se sugiere renunciar a:

  • La multicausalidad del crecimiento industrial y los límites del proteccionismo (que incluye los periodos económicos conocidos como sustitución de importaciones y el milagro mexicano; la petrolización de la economía; el rezago tecnológico de México y los contrastes regionales).
  • Las causas de la desigualdad, el descontento político y la importancia de la participación social (que incluye la desigualdad causada por la explosión demográfica, la migración interna y la consiguiente demanda creciente de servicios; contemplaba además los movimientos políticos, sociales y gremiales; el movimiento estudiantil de 1968 y su influencia; las primeras guerrillas; el voto a la mujer y la igualdad de género).
  • Los elementos del nacionalismo revolucionario en el arte y la educación.

Finalmente para el Bloque V la SEP sugiere renunciar a:

  • Las causas del descontento y el proceso de transición política en el México actual (que incluye protestas sociales; los tecnócratas en el gobierno; elecciones de 1988 y reformas electorales; el movimiento zapatista de liberación nacional; el proceso de construcción de la alternancia política).
  • Los cambios en la política exterior mexicana y sus problemas actuales (que incluye el fin de la guerra fría; del activismo latinoamericano a las políticas multilaterales; el TLCAN y sus problemas de migración e intercambio comercial).

En medio de los intensos debates que ha generado la reforma educativa implementada desde 2011, señalar con lujo de detalle cuáles son los actuales objetivos en la SEP en lo que al programa de Historia de México para secundaria respecta, me parece imprescindible. La tendencia es, creo yo, innegable. ¿Se trata acaso de presentar una visión de México que se adecúe a los intereses y reformas que el actual grupo en el poder (económico y político) quiere promover? ¿Acaso conocer la historia de las desigualdades latentes a lo largo de nuestra historia nacional podría resultar peligroso? ¿Resultan tan incómodos Benito Juárez, las leyes de reforma y la constitución de 1857? Noto, asimismo, un afán por borrar el rastro de aquello que antecedió los movimientos armados de la independencia y la revolución, como las ideas ilustradas, la crítica de artistas e intelectuales. ¿Acaso se busca formar una generación que desconozca el poder trasformador de las expresiones artísticas y culturales? ¿Los movimientos ferrocarrilero, magisterial, campesino, 1968 y la guerrilla de los años setenta? ¿En serio? ¿Las elecciones de 1988, el EZLN y la alternancia en el poder con las elecciones del 2000? Sin pecar de conspiracionista, creo que no es muy aventurado creer que la tirada del gobierno actual es crear una visión de México que no permita responder con claridad y veracidad a las interrogantes más apremiantes del panorama actual: que no explique nuestro estado económico actual, que no hable sobre los movimientos sociales que han transformado a las instituciones, que no apunte al arte y la academia como instrumentos de crítica y transformación social, que no permita comprender el sentido de nuestras leyes y nuestra laicidad, que no permita situar a México en el lugar que le corresponde en el panorama internacional.

Mi ética profesional y mi compromiso con la formación de mis estudiantes me obligan a no omitir estos conocimientos. Ojalá mis colegas de las miles de secundarias del país se permitan un ejercicio como este y se sientan, como yo, comprometidos a desoír tan escandalosas recomendaciones. Esa es, desde mi trinchera, la reforma educativa a la que, por ética profesional, decido oponerme, amén de lo que se vaya gestando en el panorama nacional en los siguientes días y semanas.

***

[1] Todas las descripciones de cada uno de los aprendizajes por bloque han sido extraídas de los programas oficiales que estuvieron vigentes hasta hace poco y que desde el 2011 se han venido modificando.

Artículo tomado de : https://elpresentedelpasado.com/2016/07/18/aprendizajes-renunciables-segun-la-sep/

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